sábado, 12 de febrero de 2011

Ser y estar.

 Dame una esperanza, decíme algo más, porque te escondiste y para donde irás, mandame una carta si es que te acordás de aquellos días, nuestros nada más...
                                                               -Barriletes; La Bersuit Vergarabat-

Intentaré ser gentil 
y agradecido,

pero a decir verdad nunca
he sido tan solidario 
y complaciente.

No es que me arrepienta
de todo lo que he venido
señalando, 
pero hay

que tener un conato
de sinceridad y dejarse
de atisbos de señalamientos
y falsos signos para
atestiguar y defender
 como 
hacen los abogados

la diferencia entre
la nostalgia y las circunstancias.
Esa colección cansada
de encuentros, 
desencuentros 

y primeras despedidas

ya no dicen nada porque
están en el peso de la costumbre,
pero esta nostalgia tiene tu nombre,
tu pelo, tu cara, porque es imposible
pensar en tener nostalgia de la nada.
A pesar de todo,
de como se presenten las cosas,
renuevo el compromiso
con tus manos, para que sepas que
por lo menos por hoy te quiero,
y que mi mundo solo tiene sentido
en tus besos.
Con toda la suerte,
dejamos atrás esa mirada
de viajante, de mal pasajero que
llega tarde a la carretera transida
de autos y personas,
que no la reconocen en su condición
y piensan que sólo es un medio
para llegar a su destino,
y nos encontramos por fin
en la gracia de ser y estar.

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