lunes, 7 de febrero de 2011

Hay que dejar la casa y el sillón.

"Y recorre también los campos de otros países del mundo que luchan por su libertad significando siempre lo mismo, la imagen de lo que se puede conseguir mediante la lucha revolucionaria, la esperanza de un mundo mejor, la imagen por la cual vale la pena arriesgar la vida, sacrificarse hasta la muerte en los campos de batalla de todos los continentes del mundo"  


                                                             Che Guevara




Fui una victima más de la propaganda marxista internacional, esa es mi primera afirmación para este juego dialéctico que intento hacer hoy. Con todos los ánimos me propuse ir a la ultima sesión del Resistencia Film Fest realizado en Tomé; bueno, hasta aquí todo suena normal y para dejar todo claro desde el principio: lo es.
Sentado ya en las tradicionales sillas azules con el logotipo de una compañía internacional de bebidas metiéndonos el marketing hasta por las narices, incluso en esos espacios más íntimos que nos vamos dando como es un ciclo de películas y documentales que nos invita descaradamente -en estos años de letargo y esquizofrenia- a mover la imaginación. Pero como les contaba, me senté, dispuesto a poner atención; el film: "El edificio de los chilenos" de Macarena Aguiló, que retrata la vida de un grupo de niños y niñas que son enviados a Cuba en el siguiente contexto: los padres y madres se quedan en Chile luchando contra la dictadura gorila de Pinochet y la derecha económica -sí, la misma que gobierna hoy, pero sin trajes militares-. Luchando, como verbo, cobra otro sentido al habitual, al que nosotros hoy en día le damos, porque esa lucha era por la vida -y dialecticamente- se ponía la vida en jaque porque la muerte rondaba vecina, cercana e intima a esa generación de luchadores.
La escala es difícil de cuantificar, que es más importante dejar: el interés por la vida (al ponerla por enterito al juego como una apuesta que se complica) o en el caso de estos luchadores, poner la vida y los hijos, osea literalmente poner los hijos, pues hoy en día y lo que gráfica El edificio de los chilenos es la cuota que estos niños pagaron. Se ven reclamos de todo tipo: padres ausentes, el distanciamiento que es irreversible, pero también se ven agradecimientos: lo hicieron por mí dice ahora un joven hijo y me enseñaron que por una idea hay que dejarlo todo. Que lección más importante y hermosa. Algunos padres también se arrepienten, otros escarban en la tierra del pasado para buscar justificaciones al hecho de abandonar sus hijos para enfrentar la difícil vida de la clandestinidad, del sabotaje, de la conspiración antidictadura. Creo a pesar de todo, que lo que nos duele, lo que nos molesta hasta los huesos es la entereza de estos padres dispuestos a desvalijarse de lo más importante para cada uno, pues, la vida cuando se tienen hijos o hijas, toma un valor secundario. Y esto no nos hace ningún sentido en nuestra época, en donde el nada por nadie es valor absoluto. En esto recae mi antítesis, pues creo, que nadie de los que entregó su vida creyó un minuto que lo hacia para esto, que no encontrarían hoy, en este desenvolvimiento histórico un motivo, un motivo así chiquito para volver a poner todo el esfuerzo y esto me hace pensar también que son estas cosas la espina punzante en el corazón de quienes quedaron a salvo y que hoy les toca respirar este ambiente sin sentido.   
Por eso recordar se hace preciso, pues, nos han vendido otra imagen, hoy en día, los "héroes" y valientes" antipinochetistas están en el congreso, estuvieron en la moneda sentados hace poco, sólo que estos héroes empezaron a protestar cuando se bajaron de sus aviones que venían desde otros continentes y países en los cuales se habían quedado 16 años. Algunos estudiando, otros trabajando,etc. Nadie dice que el exilio no es doloroso, hay que partir de la premisa sencilla de que por algo se exilia. Pero también no podemos olvidarnos que hay personas, compañeros y compañeras que lo entregaron todo, todo cuanto tenían y podian abrazar. Que hoy, encontremos casi como en un diccionario a los hombres de la transición a ese grupito que se ha mantenido en el poder desde aquellos días, desde que materializaron el arcoiris para salir de la oscuridad militar, es afirmar el olvido, es olvidar el sacrificio de todos esos padres y madres que murieron, es olvidar el sacrificio de los niños del edificio, pues cuando tomaban detenido a una madre, cuando dinamitaban a un padre, cuando morían en enfrentamientos contra las botas militares, ellos, los niños y niñas del edificio en Cuba, se enteraban a través de cartas y el sufrimiento a la distancia se multiplica por diez y el sufrimiento a esa edad es una herida que no se borra quizás y por lo que pude ver en el documental, hasta hoy. 
La síntesis es mas sencilla e incluso cabe en una consigna: se lucha hasta vencer o morir. Toda esa generación perdió, está bien que hablen desde el fracaso, pero el proyecto revolucionario no ha finiquitado, los ideales de libertad e igualdad son emancipatorios en-si-mismos ¿Cuando nos tocará a nosotros ponernos en esa pregunta tan compleja que pone a la vida fuera de juego para materializar la idea? Esperemos que más temprano que tarde. 





“EL EDIFICIO DE LOS CHILENOS” (HD - Color - 96' – Dolby - Chile - Francia - Cuba - Holanda /2010), de Macarena Aguiló. Ganadora de numerosos festivales con esta película que habla de una casa, en Cuba, destinada al cuidado de los hijos de los militantes del MIR que combatían a la dictadura.
http://www.youtube.com/watch?v=FEJPvXDSRVk

  

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