Se nos pudo olvidar todo
menos el principio de tu manos,
de mis sueños,
de tus caricias
y de mis te quiero
calladitos al alba.
Todo se ha reducido
a incoherentes miradas,
todo es parte de inocuas
palabras y de cosas
que se pueden pensar
como la espera.
Se nos olvidó todo
incluso soñar,
incluso creer en que si
podíamos hacerlo,
que podíamos
estar juntos aunque sea
en la simplificación
de la manoseada
coexistencia pacifica.
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